La escala iniciática by Manuel Arduino Pavón

autor:Manuel Arduino Pavón
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Espiritualidad
ISBN: 978-84-163647-3-2
editor: Kolima
publicado: 2016-05-01T00:00:00+00:00

Asociado al escalón número diez, en el cual el discípulo aprende a afrontar valerosamente las injusticias que sufre personalmente, nos encontramos en este escalón con la aplicación de esa destreza en defensa de aquellos injustamente atacados.

Para comprender técnicamente este precepto, es de gran ayuda el conocimiento de las artes marciales de Oriente elaboradas bajo la inspiración de la doctrina de Buddha. En ellas la energía es empleada en la defensa, bajo la premisa de ahimsa y no en el ataque, la agresión o la destrucción.

El conflicto se aprende a contemplar desde una posición siempre neutral, sin permitir verse afectado por las emociones y pasiones en el curso del mismo, puesto que de otro modo se fracasaría en el ejercicio de esas artes.

De forma análoga, habiendo desarrollado hasta un grado relevante la impersonalidad, la imparcialidad y la ecuanimidad, un discípulo afectado por un conflicto tiene la capacidad de defender sin herir e impidiendo que el agredido conserve motivos de sospecha o resentimiento respecto a su agresor.

Se dice en la tradición indostánica que la meditación y la práctica constante de ahimsa hacen que las fieras cebadas nos traten como una de ellas, sin siquiera amagar con atacarnos: la paz interior es la Paz del mundo.

El objetivo de la defensa de quien es injustamente atacado no puede ser el triunfo viril ni el sojuzgamiento por la fuerza del agresor; ni siquiera una mortificación ejemplar del mismo, sino volver a traer a primer plano el equilibrio perdido, la armonía perdida, la Paz.

Actualmente existe una rica literatura sobre el arte de negociación para la superación de los conflictos. Las partes enfrentadas deben dar algo de valor a su contradictor para que se zanje el motivo de controversia, ya sea esta moral o material. Esta lógica práctica se remonta a las fuentes tradicionales acuñadas por las escuelas espirituales de los antiguos. En la defensa de quien es injustamente atacado, el discípulo ha de prestar atención por igual al agresor y al agredido, sin olvidar aquella verdad oculta según la cual, 'no hay amigos ni enemigos, todos son por igual tus Instructores'.

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